El contexto histórico que rodea a este papa
es realmente complicado, pues la Santa Sede había sido desposeída de los
Estados Pontificios. Además, se suceden en el mundo profundas transformaciones
económicas, políticas y culturales en el seno de las cuales la Iglesia debe
buscar un nuevo papel. León XIII comprendió que el papel del Papado debía estar en servir de guía espiritual y de referente de la moralidad cristiana.

Lo que plantea este papa es una mejora en
las condiciones de trabajo en una época en la que se pedía a gritos una reforma
que sentara las bases de la sociedad actual. Nos suena tanto que es difícil de
ignorar que es lo que se está reivindicando cada día en las noticias. Cuesta
creer que una encíclica sea el pan nuestro de cada día en los medios de comunicación
y de lo que se habla en bares, escuelas, plazas y manifestaciones. No se
reclama nada más y nada menos que no más despidos, trabajo para todos, rentas
equitativas, que unos pocos ricos dejen de monopolizar el comercio del que
vivimos y que otros mucho productores puedan vivir dignamente… en definitiva, trabajo
y dignidad. Igualdad ante todo, que no sean tres los que controlan el mundo a
su antojo y veinte mil los que lo padezcan. León XIII pretendía que unas bases
cristianas se convirtieran en una referencia tanto para los poderosos que
tomaran conciencia de la humildad y solidaridad como de los obreros que se
hicieran valer como colectivo.
Silvia